Cuando era chico


Golosinas. Diversión. Caricaturas mañaneras. Tres cosas indispensables para la vida de un crío. Quién iba a decir que ese infante que aparecía en esas fotos llenas de color y vida se convertiría en ese joven que lo tachan de rebelde y ambicioso. “Mira que bonito chaval, ¿qué le paso?” son las palabras inmediatas de las personas que ven las fotos de cuando solo tenías 6 años de edad.
El “¿qué le paso?” es una pregunta común de una persona que acaba de ver fotos de cuando cumpliste tus 6 primaveras.
Pero adentrémonos al mundo del pensamiento infantil. ¿Qué pensábamos? Yo jamás llegué a saber sobre los conflictos mundiales o corrupción política. La preocupación de un niño es el que se termine su bolsa de caramelos o que su caricatura llegue a su final.
Inocencia, es otra de las cosas que conforman a un chiquillo, cuando en lo único que piensas es en la diversión. Cuando contaba con solo 6 años de edad jamás me preocupe por lo que sucediera en el mundo. ¿Qué esperanzas de preocuparse por los diversos conflictos que el ser humano ha creado durante su existencia?
¿Cuándo empezamos a dejar de vivir en ese mundo lleno de color y vida? Esa es la pregunta que me hago día y noche. ¿Cuando cambió de dirección mi preocupación? Mi preocupación cambió. Las preocupaciones de un niño son el que esa bolsa de dulces de colores llegue al punto del vacío, que tu caricatura favorita termine o que tu mama te regañe por haber roto su florero mas preciado.
Hoy nuestras preocupaciones son distintas. No tener dinero, deudas, pagar tus estudios, mujeres en hombres y hombres en mujeres, problemas familiares y amistades, empleo o desempleo, y muchas otras más.
¿Por qué deja uno de ser un pequeño infante? La respuesta mas simple y sin originalidad sería por que uno madura. Pero, ¿cuál es el punto de madurez?
Para dejárselas en corto, la madurez no tiene edad, ya que en esta vida los jóvenes recordamos e intentamos revivir con melancolía lo que disfrutábamos hacer de chicos.
Cuánto deseaba ser adulto cuando era niño. Hoy en día puedo decir que esos deseos estaban llenos de inmadurez y estupidez. Ya que por ser infante no sabia lo que decía. Hoy siendo un joven puedo decir que quisiera estar disfrutando de una bolsa de golosinas, disfrutando de mis caricaturas favoritas…sin remordimiento alguno.