Muchas veces me cuestiono ¿cuándo se terminara el mundo? Tanto lo han anunciado que hasta parece burla.
Hace unos días me encontraba en un funeral (algo típico de un ser humano). Como todos lo saben tenemos años de vida y después llegamos al descanso eterno (la muerte). Mi mirada se encontraba fija al cuerpo sin vida de aquella persona que yo siempre lo vi con una sonrisa en su rostro, ahora sólo era un cuerpo sin vida. En ese instante pensé: “Increíble que todos tenemos solo unos años de vida”.

Créanme que no estoy en depresión o escribo esto con la intención de que tengan miedo de morir. Esta pequeña columna es con el fin de hacerlos ver que el cuerpo al que habitamos en estos momentos lo estamos alquilando y que no siempre tendremos para pagar el valor de este organismo. En el instante que mis ojos hacen contacto con una persona que ya no tiene vida, me hace recordar todos los momentos que llegué a convivir con esa persona. Pero además pude reflexionar que el mundo nunca se acabará. El que se acaba es uno.

Cuando perdemos a alguien especial, la tristeza y el dolor nos invaden, es algo demasiado normal. Pero algo que hay que tener muy en claro es que por mucho tiempo el fin del mundo “ya nos lo han cantado” demasiadas veces (perdonen mis expresiones mexicanas). Primero que en el 2000 y luego que en el 2012, que porque dijeron los mayas o aztecas (ya ni recuerdo del coraje). Según esto, en diciembre de este año el mundo llegará a su fin. Pero hoy les quiero dejar con un nuevo horizonte: no te preocupes por el fin del mundo, ya que el fin nos llega a cada uno por separado, en otras palabras, cuando no existamos en este planeta. Así que mientras estemos “vivitos y coleando” en este planeta tierra, disfruta cada milésima de segundo que la vida nos regala. Los dejo con una frase de Gregorio Marañón, “vivir no es solo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir, y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir”.

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